Parque Urquiza, pulmón verde de la ciudad de Paraná, Entre Ríos
El Parque Urquiza de Parana, orgullo de los paranaenses, es un extenso balcón al río, decorado con frondosa y colorida vegetación, curvas sinuosas, bajadas y subidas y una vista privilegiada.
Se extiende en 44 hectáreas y se escalona en tres alturas bien definidas: costanera alta, media y baja, unidas ellas por añosas escalinatas de piedras que surgen en medio de cascadas y vertientes, calles pavimentadas que permiten su recorrido en automóvil, senderos peatonales de exuberante vegetación, fuentes, parques infantiles, zonas para ejercicio aeróbico y numerosos monumentos y obras escultóricas.
Otra parte del Parque de Paraná, en costanera alta, es el Rosedal, paseo con bancos y pérgolas donde se halla un monumento a nuestra bandera nacional y otro al Gral. San Martín (Columna del Libertador). Este circuito es muy frecuentado por muchísimos jóvenes que se sientan a compartir un momento al sol y al aire libre mientras los autos rotan en caravana. Destacamos la presencia también de una bella fuente con una réplica de la Venus de Milo saliendo del baño, realizada por la artista Amanda Mayor.
En inmediaciones a esta zona se encuentra la zona residencial de la ciudad y el Hotel Mayorazgo, con su casino. En su nivel inferior donde está la Avenida Costanera, se pueden degustar comidas típicas en cualquiera de sus restaurantes. Hay pubs, clubes, playas, juegos para niños y el Puerto Nuevo. En su nivel medio se puede apreciar el Anfiteatro Municipal ‘Héctor Santangelo’, rodeado de barrancas que hacen nacer sus dotes naturales en las noches festivaleras de Parana, Entre Rios.
Dentro de la forestación las especies que se destacan son: álamo plateado, laureles de jardín, ciprés calvo, lapacho rosado, jacarandá, palo borracho, chañar, aromo, aguaribay, encina, ceibo, sauce, cedro, paraíso, tipa y pino.
Uno de los últimos aportes con los que cuenta es la incorporación de la ciclovía, que le permite a los practicantes de este deporte transitar por un sendero exclusivo y seguro.
Caminar por la costanera, recientemente ensanchada, presenta distintas chances según la hora que decida el turista. Su amplia vereda es apta para patinar, andar en bicicleta o patineta, correr, tomar mate, pescar en las escaleras que miran el río o simplemente pasear. Una postal cautivante es apreciar la puesta del sol que se derrumba sobre un horizonte de agua.